Hoy comienzo con un pequeño paréntesis. Vamos a por la décima entrada al blog, que, recuerdo, forma parte del trabajo de la asignatura "Procesos y contextos educativos" (lo he podido escribir sin mirarlo en el currículum, ¡avazamos!) bajo la tutela del profesor
En la décima clase nos hemos acercado al interesante tema de LA PARTICIPACIÓN ESCOLAR.
Xoán González. Y voy a celebrar haber llegado a la mitad del trabajo siendo sincero y agradeciendo: el blog se está convirtiendo en un auténtico refugio para mí dentro del módulo genérico de este máster de profesor de secundaria. Claro que implica trabajo, pero realmente cada vez estoy más motivada de reflexionar, investigar fuentes, leer entrevistas y artículos, y dejar huella de lo que leo, veo, aprendo y pienso en este espacio blog. ¡Infinitas gracias Xoán, por hacerme este camino llevadero! Por inspirarme, por permitirme sentir motivación en tus clases (mira que hablamos tanto de ella en todas las asignaturas del máster, incluso en las que me duermo ;), por llevarme mucho de tus clases a las aulas que pisaré.
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En la décima clase nos hemos acercado al interesante tema de LA PARTICIPACIÓN ESCOLAR.
Formando
parte de una sociedad, nuestro derecho y deber debería ser participar en la co- creación de ella. Aunque estamos organizados
por instituciones y órganos a nivel político y educativo, hay muchas
oportunidades y formas de participar en asuntos públicos y comunitarios, a
nivel individual o grupal.
Yo participo en manifestaciones reclamando y defendiendo nuestros
derechos como ciudadanos, en los presupuestos participativos de la ciudad en la
que vivo, en el AMPA del colegio de mi hija, en grupos de consumo de productos
locales y ecológicos, en la organización del International Yoga Day que se
celebra cada 21 de junio y formo parte de la asociación cultural Círculo
Hispano Germánico de Valladolid, en la que también imparto clases de alemán.
Formas
conocidas y tradicionales como asociaciones, grupos, clubs, iniciativas,
manifestaciones, etc. permiten a las personas desde hace décadas en los países
democráticos a decidir y diseñar la sociedad. La transformación a raíz de las
redes sociales impulsa movimientos ciudadanos y ayuda a su difusión. En nuestra
sociedad actual afortunadamente cada vez hay más posibilidades de intervenir y
participar, también en ámbitos hasta hace poco herméticos como la política
(movimiento ciudadano 15M), la creación de partidos y programas electorales
fruto de un proceso participativo (http://www.valladolidtomalapalabra.org/), etc.
Curiosamente,
un ámbito en España en el que la participación es muy escasa aún es el educativo.
Existen varios instrumentos, establecidos por la ley y creados para la
participación, desde Consejos escolares, AMPAs, asociaciones de alumnos,
delegados del aula, etc., pero la realidad en muchos centros está caracterizada
por poca actividad y/o influencia. Las causas son complejas, como señala Luis
Gómez Llorente, catedrático de Educación Secundaria de la UCM, en un artículo
relacionado. Desde los centros, el profesorado y la dirección alegan la falta
de formación al respecto, la creciente burocracia y la saturación por las
tareas propias y administrativas. Los padres no tienen tiempo. Y con este
modelo, ¿Cómo sensibilizar a los alumnos para la participación y fomentar el
espíritu crítico en ellos?
¿Qué
hacer para impulsar la participación en los centros educativos? Propongo menos
hablar y escribir, más hacer y jugar. Quitar burocracia y “planes de
…”. ¿Qué queremos? Escuelas vivas. Se me ocurre darle al alumno
el protagonismo que le corresponde pero muchas veces no se realiza en los
centros educativos. ¿Qué talentos tienen los alumnos? Fuera de las capacidades
académicos, claro está. Organizar encuentros entre alumnos, profesores y padres
y demostrar los talentos de cada uno. Aprovechar
estos también en el aula, en horario lectivo. Creo que puede ser una forma de crear comunidad educativa, y quién sabe, quizá
surge de estos encuentros un grupo de música del centro, formado por alumnos,
padres y profes. Organizar juegos o partidos de deporte, formando equipos
mezclados entre todos. Construir juntos juegos de material reciclado en el
patio. Organizar talleres creativos en los que crear un logo para el centro y hacer chapas y camisetas con el logo. Celebrar mucho (los días de cambios de estación, otorgar premios al profesor más chistoso, a la clase más organizada, etc.). Crear huertos escolares, implicar a las familias. Plantar, cuidar,
cosechar, cocinar juntos. Abrir las escuelas a los barrios. Compartir
experiencias y emociones y divertirnos juntos en vez de competir.
Creo que nos sobran competiciones en nuestra sociedad, y nos falta sentirnos
arropados, admirados y queridos por los demás. Siempre recuerdo el ejemplo del
admirado profe César Bona, al que
durante su año en prácticas en 4.º de Primaria en un colegio “de difícil desempeño”
en Zaragoza ante las dificultades de impartir contenido paró y les dijo: “Qué
me podéis enseñar vosotros?” Al principio sorprendidos, en unas dos semanas
logró que los niños acudían a clase a enseñarle tocar el cajón, rumbas, tocar
palmas, etc. Les motivó, terminó con el absentismo de clase y a partir de ahí consiguió
impartir materia. Simplemente y con mucha sensibilidad aplicando el sentido
común, tomando a sus alumnos en serio, poniéndose a su altura y ofreciéndoles poder expresar
su arte y su talento, y escucharles.
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